Bitácora de viaje Verano 2018: España-Francia-España
Parte 3. Mediterráneo español
Desde el 7 de julio, día que iniciamos este viaje en Sevilla, cruzamos España de sur a norte y luego, desde la costa del Cantábrico español, cruzamos el sur de Francia hasta el Mediterráneo. Ahora iniciamos la última etapa de nuestro viaje en el cual bordearemos el Mediterráneo español, desde Cataluña hasta Málaga, para retornar a Sevilla.
Estas las impresiones y apuntes de nuestra última parte del viaje, con la que cumpliremos 45 días y casi 6.000 Kilómetros de aventura a bordo de nuestro furgón camper.
9 de agosto
Estas las impresiones y apuntes de nuestra última parte del viaje, con la que cumpliremos 45 días y casi 6.000 Kilómetros de aventura a bordo de nuestro furgón camper.
9 de agosto
Pasamos por Port Selva, donde encontramos un camping que, pese a ser caro no tenía espacio, y decidimos seguir viaje a Cadaqués, pero no encontramos ningún lugar para pasar la noche. Saliendo del pueblo, al borde de la medianoche, parqueamos en un espacio sobre un camino en las afueras de la ciudad, solo para dormir.
10 al 12 de agosto
Sobresalto
matutino por el ruido que nos despierta: resulta que parqueamos en el sitio que
la grúa de los Mossos, policía catalana, lleva a los coches mal parqueados en
la ciudad, y como puede haber malentendidos con nuestro camper estacionado en ese
sitio, nos vestimos y partimos de inmediato. Desayunamos junto al puerto de
pescadores de Cap de Creus, en un restaurant junto al puerto y de atención amable,
paseamos un poco por el pueblo y pusimos rumbo al sur, ya pasado el mediodía,
por caminos secundarios que nos permiten recorrer campos y pequeños pueblos
catalanes.
Recordamos que hace menos de 1 año se realizó un referéndum, declarado ilegal, y que precipitó la aplicación del famoso artículo 155 de la Constitución española, la fuga del “President” de la Generalitat catalana a Bélgica, la detención de los principales impulsores del referéndum y la celebración de nuevas elecciones en Cataluña.
Al
siguiente día nos animamos a quedarnos porque el lugar es agradable, la playa
está muy buena y pasado el mal tiempo que tuvimos, el verano vuelve a mostrar
sus mejores galas, esas que hacen famoso al Mediterráneo.
El viaje a Barcelona lo hicimos por carreteras secundarias, pasando varios
pueblos genuinamente catalanes, también llenos de propaganda independentista.
Poco antes
de llegar a Barcelona, revisamos los datos para pernoctar en algún parking
público en la ciudad, pero no son halagadores y tampoco entusiasman, así que
decidimos quedarnos en un camping de El Masnou, un pueblo del área
metropolitana de Barcelona, a media hora en tren a la plaza Catalana en el
centro de la ciudad.
Luego de
acomodarnos en el camping bajo la sombra de los árboles, para aprovechar el resto del día, tomamos el tren y
nos fuimos al centro, compramos pasajes de dos días en el bus turístico y
empezamos la visita a la emblemática ciudad de Barcelona.
Las largas caminatas están reducidas por una molestia en el pie de Renatita que le empezó hace un par de días. Al llegar al camping a la medianoche, llamamos a Voltio, un buen amigo boliviano, para que nos ayude, llamada que fue un acierto, porque nos permitió concertar una cita para la mañana siguiente con Héctor, médico chapaco que, por los azares de la vida, nos conocimos en Bolivia en los subversivos y anti dictatoriales años setenta, cuando él salió al exilio, hasta acabar en España, donde vive hace más de 20 años.
Las largas caminatas están reducidas por una molestia en el pie de Renatita que le empezó hace un par de días. Al llegar al camping a la medianoche, llamamos a Voltio, un buen amigo boliviano, para que nos ayude, llamada que fue un acierto, porque nos permitió concertar una cita para la mañana siguiente con Héctor, médico chapaco que, por los azares de la vida, nos conocimos en Bolivia en los subversivos y anti dictatoriales años setenta, cuando él salió al exilio, hasta acabar en España, donde vive hace más de 20 años.
14 de agosto
La primera
actividad a primera hora: visitar a Héctor en el hospital Quirón. Nos recibe de
inmediato y luego de una agradable conversación de puesta al día de nuestras
vidas y de la situación de Bolivia, revisa el pie de Renatita, confirmando lo
que temíamos: fascitis plantar, una variedad de tendinitis y la necesidad de
antiinflamatorios.
Recorrimos
la ciudad en los buses turísticos, haciendo pausas en cada parada y recorriendo
su entorno a nuestro ritmo, al margen del ajetreo del turismo de masas, en paseos
que resultaron muy agradables y también con mucha información, gracias al internet. Al
caer la tarde, caminamos toda La Rambla y el barrio Gótico, donde siempre hay artistas
callejeros. En la fachada lateral de la vieja catedral gótica, nos quedamos
escuchando a una excelente soprano ucraniana, que en algunas arias era
acompañada por un joven tenor, aficionado a la ópera, de origen marroquí y
técnico de Facebook-España. De esos sorprendentes detalles, nos enteramos
gracias a la sociabilidad de Renatita, que trabó conversación con una pareja de
catalanes, muy amables y que pertenecen a un grupo de amigos que se
dan modos de prestar ayuda solidaria e incluso buscar patrocinio para los
artistas callejeros de Barcelona.
Cenamos en un buen restaurante. Pese a ser martes y casi medianoche, nos percatamos del intenso movimiento de personas en trenes, metros y buses. Multitudes de gente de todo el mundo que, hablando en muchos idiomas, llegan al centro de la ciudad. Ellos vienen porque empieza la otra vida de la ciudad, la bohemia, la de la magia nocturna. Barcelona es una ciudad fantástica.
Cenamos en un buen restaurante. Pese a ser martes y casi medianoche, nos percatamos del intenso movimiento de personas en trenes, metros y buses. Multitudes de gente de todo el mundo que, hablando en muchos idiomas, llegan al centro de la ciudad. Ellos vienen porque empieza la otra vida de la ciudad, la bohemia, la de la magia nocturna. Barcelona es una ciudad fantástica.
15 de agosto
Nos despedimos de Barcelona y pusimos
rumbo al parque natural del Delta del Ebro, siempre por caminos secundarios. Nos
detuvimos en Tarragona para disfrutar del mar en el “Passeig Maritim Rafael
Casanova” y en “Punta del Miracle”.
Tras
recorrer por estrechos caminos entre arrozales interminables, que por el
paisaje y el calor nos hacían pensar en Filipinas o Viet Nam, paramos en una
playa entre Eucaliptus y Punta de la Banya, que es una estrecha franja de
tierra entre el mar y un lago, en el que Renatita se bañó con el resultado de
una extrema picazón que le obligó a ducharse de emergencia en el camper en el
mismo instante. Afortunadamente tenemos una buena ducha.
Siguiendo las recomendaciones de los demás “camperistas”, fuimos a dormir en el parking que tiene habilitada la administración del Parque Natural, cerca de Pueblo Nou. Al caer la noche, fuimos a su restaurante ubicado a unos 200 metros, pero la breve caminata se convirtió en un martirio por la cantidad y agresividad de los mosquitos sedientos de sangre fresca y, contra toda costumbre, no nos atrevimos a sacar nuestras sillas y mesita para tomarnos la copa de vino que normalmente acompaña nuestras tertulias antes de irnos a dormir.
Siguiendo las recomendaciones de los demás “camperistas”, fuimos a dormir en el parking que tiene habilitada la administración del Parque Natural, cerca de Pueblo Nou. Al caer la noche, fuimos a su restaurante ubicado a unos 200 metros, pero la breve caminata se convirtió en un martirio por la cantidad y agresividad de los mosquitos sedientos de sangre fresca y, contra toda costumbre, no nos atrevimos a sacar nuestras sillas y mesita para tomarnos la copa de vino que normalmente acompaña nuestras tertulias antes de irnos a dormir.
16 de agosto
Desayuno
dentro del camper; rociada de repelente e intento de visitar algo del lugar. Luego partimos del Delta del
Ebro rumbo a Valencia, siempre por caminos secundarios que esta vez resultaron
largos y tediosos.
Llegamos a Valencia,
pero el parking señalado en la aplicación era el estacionamiento de furgones de carga frente
a la estación de trenes. Previos extravíos por las calles de la ciudad, nos
fuimos a uno público muy cerca de la futurista Ciudad de la Ciencia y el
Arte, diseño de Calatrava y Félix Candela, que la visitamos de inmediato. A
modo de recuperar fuerzas, entramos a su especial cine, el Hemisphere, a ver
una película sobre la música popular en EEUU, que, proyectada en media esfera y con sonido envolvente, de rato en rato logra dar vértigo en las escenas aéreas de las ciudades. Es una experiencia
intensa.
L'Hemisfèric
(13.000 m².), con forma de ojo, contiene la sala de proyecciones de cine IMAX,
planetario y Láser.
Museo de las Ciencias Príncipe Felipe (40.000 m² en tres pisos), su forma es como el esqueleto de una ballena y es un museo interactivo de ciencias.
Museo de las Ciencias Príncipe Felipe (40.000 m² en tres pisos), su forma es como el esqueleto de una ballena y es un museo interactivo de ciencias.
L'Umbracle, es un paseo ajardinado con especies vegetales
autóctonas valencianas, cubierto por arcos flotantes desde donde se puede ver
todo el complejo y con una galería de arte al aire libre de esculturas
contemporáneas, denominado El Paseo de las Esculturas.
Oceanográfico (110.000 m² y 42 millones de litros de agua), es el
acuario oceanográfico más grande de Europa, donde se representan los
ecosistemas del Mediterráneo, Humedales, Mares Templados y Tropicales, Océanos,
Antártico, Ártico, Islas y Mar Rojo, además de un delfinario. Su cubierta en
forma de nenúfar es obra del arquitecto valenciano Adrián Peláez Coronado y el
diseño estructural de las cubiertas, de los ingenieros Alberto Domingo y Carlos
Lázaro. Félix Candela diseño las
espectaculares cubiertas del edificio.
Palacio de las Artes Reina Sofía, dedicado a la música y a las
artes escénicas, cuenta con cuatro grandes salas.
El Puente de l'Assut de l'Or, que estructura la ciudad de Valencia
con este complejo. Su pilono de 125 metros de altura es el punto más alto de la
ciudad.
El Ágora, es una plaza cubierta en la que se celebraban conciertos
y eventos deportivos.
Recorrer
por el complejo de Ciutat de les Arts i les Ciències de Valencia, entre grupos
de jóvenes, música, esculturas, agua y vegetación, da la sensación de
transportarse a un futuro optimista. Con el pasar del tiempo, considero que
esta obra dedicada a la ciencia y el arte será muy emblemática del siglo XX, como una obra espectacular que no se consagra a la religión, sino a la ciencia y el arte.
Luego nos
fuimos en bus al centro y cenamos frente a la catedral, regresando al filo de
la medianoche al camper.
Tomamos la
autovía, hasta Pulpí, donde paramos muy cerca de la playa Carolina, en un
camping espontáneo, donde concurren muchos campers y autocaravanas de
españoles, franceses… y hasta un grupo de dos familias rusas.
Nos quedamos a 20 metros del mar, con unas vistas excepcionales y vecinos simpáticos con los que compartimos por la noche: un jubilado madrileño, místico y solitario, que salía a pescar al amanecer en su bote y ya llevaba tres semanas en el lugar y una pareja vasca, amable y conversadora, que piensan que el franquismo sigue gobernando en España. Al final, nos quedamos dos días y dos noches.
Nos quedamos a 20 metros del mar, con unas vistas excepcionales y vecinos simpáticos con los que compartimos por la noche: un jubilado madrileño, místico y solitario, que salía a pescar al amanecer en su bote y ya llevaba tres semanas en el lugar y una pareja vasca, amable y conversadora, que piensan que el franquismo sigue gobernando en España. Al final, nos quedamos dos días y dos noches.
19 de agosto
Saliendo del parque, pasamos por paisajes parecidos al Altiplano boliviano, solo que con más de 30 grados de calor. Pero lo que nos impresionó es atravesar un mar de plástico, así lo llamamos, y
Dejando
atrás el mar de plástico, visitamos brevemente algunos pueblos costeros del
típico desarrollo para el turismo, con lindas playas y ningún pasado, sin
señales de otra actividad económica que indique que no se convierten en pueblos
fantasma después del verano.
Finalmente
nos detuvimos cerca de Níjar, en la playa del Peñón Blanco, junto a la isleta
del Moro, donde, después de un reparador baño en el mar, pasamos la noche.
20 de agosto
A media
tarde, paramos en San Miguel de Cabo de Gata y para nuestra sorpresa, encontramos
unas playas de aguas transparentes y azules, tranquilas y muy poco viento,
donde nos bañamos un par de horas antes de proseguir viaje hacia Nerja, donde
pasaremos nuestra última noche en el parking público de El Playazo. En el
chiringuito de esta playa, cenamos sardinas a la brasa y paella, todo delicioso,
acompañados de un atardecer bucólico, digno de nuestra última cena de esta
aventura.
21 de agosto
El día está
hermoso, la playa bella, el mar azul y calmo, pero no podemos bañarnos por las
medusas, así que nos conformamos con asolearnos y gozar la playa hasta la hora
de almorzar.
A las tres
de la tarde iniciamos el último tramo del viaje, rumbo a Mairena del Aljarafe,
en Sevilla, donde llegamos a las siete de la noche, para gozar una cena de
bienvenida preparada por Fatiha y Kamel, una pareja de amigos de Santa Cruz,
Bolivia, que ahora residen en Madrid y se alojaron en casa para pasar el verano durante nuestro viaje.
Desde el 7
de julio, fecha de nuestra partida, han transcurrido 45 días en los cuales
recorrimos 5812 Km, según el odómetro del camper, cruzando España, primero de
sur a norte y de oeste a este por el Cantábrico, luego cruzamos el sur de Francia, desde el Cantábrico hasta el Mediterráneo y finalmente España de norte a
sur por la costa del Mediterráneo, hasta Sevilla.
Sentimos
que nuestra pareja se fortaleció, creció y maduró mucho, al igual que cada uno de
nosotros. No tuvimos ningún percance que vaya más allá de la anécdota y nuestro furgón camper, de 11 metros cuadrados de espacio habitable, se desempeñó muy bien.
Aprendimos
mucho, muchísimo.
Estamos felices
por haber realizado este viaje, cumplir los objetivos que nos trazamos al iniciarlo,
y también estamos felices de estar nuevamente en casa, sanos, salvos y
bronceados.
Para quienes siguieron esta Bitácora de viaje relatada en tres partes, espero que su lectura les haya resultado grata y divertida.
Para quienes siguieron esta Bitácora de viaje relatada en tres partes, espero que su lectura les haya resultado grata y divertida.
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