Rubén Chambi y el desarrollo urbano
Publicado en
Ideas de Página Siete el 14/06/2015
https://www.paginasiete.bo/ideas/2015/6/14/ruben-chambi-desarrollo-urbano-59731.html
El diputado Rubén Chambi Mollericona
desnuda el brutal capitalismo salvaje que actualmente rige el crecimiento de
las ciudades bolivianas.
A raíz de una
movilización de vecinos y campesinos de la provincia Ingavi, el pasado 1 de
junio se publicó una entrevista a Rubén Chambi Mollericona, ejecutivo de las
Juntas Vecinales de Viacha y diputado del MAS. En ella, éste declara que es
propietario de unas 300 hectáreas (algo así como 30 millones de metros cuadrados)
entre los límites de los municipios de Viacha y El Alto. A la pregunta de ¿cómo
hizo este patrimonio?, Chambi responde: "Yo compro tierras baldías, pampas
en 2012. Son varias propiedades que he comprado. Yo verifico que son papeles
originales, saco información rápida, saco el treintenal, el tradicional y los
comunarios me venden a mí”; y hace un breve resumen del origen de las tierras.
El relato de
Chambi ilustra sobre uno de los problemas fundamentales del crecimiento del
área metropolitana de La Paz: la tierra, el suelo. Abordar el desarrollo urbano
y sus necesidades de equipamiento, vías, áreas verdes y déficit habitacional
sin tomar en cuenta el problema de la tierra, no es posible. Tres factores determinantes
participan en la producción del hábitat urbano y específicamente en la
producción de viviendas: capital, trabajo y tierra. Nos referiremos solamente a
la tierra, recordando previamente que el capital proviene de la inversión
pública en infraestructura y la privada en diversas formas y etapas. El trabajo
proviene de los diversos factores que intervienen desde proyectos hasta la construcción
misma de las viviendas, barrios y sus equipamientos. En teoría, capital,
trabajo y tierra deberían obtener cada uno el valor de su contribución marginal
al proceso de producción del hábitat urbano; en la práctica, el capital es
subsidiado porque responde a la lógica de inversión social; el trabajo obtiene
una utilidad entre el 10 y 15% del costo de la construcción y la tierra se
lleva más del 500% de su valor original.
Al igual que
todas las ciudades del mundo, El Alto crece inexorablemente sobre sus áreas
aledañas y en este caso expande su mancha urbana al municipio de Viacha, sobre
suelos originalmente destinados a actividades agrícolas, pecuarias y otras, muy
diferentes a las propiamente urbanas. Como explica en la entrevista Rubén Chambi,
esas tierras fueron dotadas por el INRA y por tanto para un uso del suelo
específico, cumpliendo aspectos señalados explícitamente en la Ley INRA como la
"función social y económica”, que en ningún momento contempla el
parcelamiento urbano.
Producto de la
Ley de Reforma Urbana de 1956, la Constitución Política de la antigua República
establecía que no puede haber propiedades mayores a una hectárea en las áreas
urbanas, aspecto que se eliminó en la Constitución Política del Estado vigente,
dejando un enorme vacío legal. Ahí surgen preguntas: ¿cuál es el paraguas legal
que permite que tierras dotadas para uso agrario se transformen en tierras
urbanizadas o simplemente loteadas? ¿El derecho propietario de las tierras
rurales es un derecho ilimitado que permite el usufructo especulativo de la
tierra por el simple cambio de uso del suelo?
En el ámbito de
las competencias municipales flotan también interrogantes: ¿llega el
radiourbano de Viacha hasta el límite del municipio de El Alto y el mismo está
legalmente aprobado? En consecuencia, ¿están aprobadas por el Concejo Municipal
de Viacha, con qué parámetros de cesiones, usos del suelo, etc.?
Y lo más
inquietante: ¿por qué los dueños originarios de esas tierras se ven obligados a
recurrir a terceros para cambiar sus parcelas agrícolas a suelos urbanos? ¿No
existe forma que ellos mismos sean los protagonistas y beneficiarios de esa
transformación?
Ya en la
Inglaterra de inicios del siglo XIX surgió una polémica entre la naciente
burguesía industrial y los terratenientes británicos acerca de si el precio de
los productos agrícolas era elevado por el excesivo costo del arriendo de la
tierra cultivable o el arriendo era elevado porque el precio de los productos
era alto. David Ricardo explicaba en esa época: "Renta es esa parte del
producto de la tierra que se paga al propietario por el uso de los poderes
originales e indestructibles del suelo”. Establece entonces que las rentas
elevadas del suelo no son resultado de la generosidad de la naturaleza, sino un
indicador de especulación. Como la tierra no es uniforme en calidad ni
ilimitada en cantidad, la diferencia de ventajas entre una y otra establece la
diferencia de sus precios. Ricardo establece en su época la necesidad de
otorgar a la tierra un tratamiento diferente, basado en que se renumera
"los poderes originales e indestructibles del suelo”, mientras que en el capital
y el trabajo se renumera el esfuerzo humano de producción.
El valor de la
tierra es estrictamente un excedente, porque no es resultado de actividades o
esfuerzos por parte de sus propietarios, sino una compensación económica por el
simple hecho de poseer un factor productivo que no fue producido por nadie y
que tampoco puede incrementar su cantidad. ¿Dónde se origina el valor de la
tierra? Algunas tesis económicas actuales exponen los siguientes motivos: la renta
de escasez, que resulta de la falta de tierras respecto a la necesidad que de
ella se tiene; la renta diferencial, debida a la diferencia de calidad,
ubicación y situación de las tierras, que eleva unos precios respecto a otros;
la renta de oportunidad, que surge de la potencialidad de determinados terrenos
de otorgarles diferentes actividades, lo cual determina que un determinado uso
más rentable que otros, es la actividad preferida.
Pasando de la
visión de la calidad y naturaleza de la tierra a la función que desempeña en la
producción del hábitat, existen dos tipos de tierras urbanas: las urbanizables
o en estado "bruto”, por llamarlas de algún modo, y las urbanizadas, que
son aquellas en las que se incorpora trabajo y capital que les dota condiciones
de habitabilidad.
Las primeras
pertenecen a campesinos, a los que les llega el crecimiento de la ciudad,
convirtiéndolos en víctimas de especuladores. En las segundas, la ausencia de
políticas nacionales y municipales sobre desarrollo urbano hacen propicia la
presencia de especuladores que proceden a "loteamientos
georreferenciados”, realizan una inversión básica en infraestructura y en todo
el trabajo obscuramente legal de fraccionamiento, aprobaciones municipales e
inscripción den Derechos Reales. A partir de ese punto, los nuevos propietarios
se constituyen en juntas de vecinos y comienzan las demandas de inversión a los
municipios y Gobierno central que acaban subsidiando el loteamiento. Rubén
Chambi lo ejemplifica en la entrevista señalada cuando relata: "Como era
pampa, he invertido 180.000 bolivianos para meter energía eléctrica, construí
una escuela con 200.000 bolivianos. A cada profesor le pago 1.000 bolivianos
con mi sueldo de diputado... El presidente Evo Morales nos dio 13 millones de
bolivianos para la construcción de un colegio que está en un avance del 40%. La
escuela que doné quedará como orfanato. Una pampa de tierra la hemos vuelto
ciudad”. El breve relato de Rubén Chambi Mollericona a ANF desnuda el brutal
capitalismo salvaje que actualmente rige el crecimiento de las ciudades
bolivianas y la ausencia de normas legales que eviten el despojo de tierras a
campesinos a los que inexorablemente les llega la mancha urbana.
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