Apuntes breves sobre el Medio Ambiente Metropolitano
Publicado
en Página Siete el 22 de enero de 2016
https://www.paginasiete.bo/opinion/2016/1/22/apuntes-breves-sobre-medioambiente-metropolitano-84148.html
Los actuales problemas ambientales son
producto de la ligereza de los seres humanos en el arte de tratarla con esmero
y respetar las leyes de la naturaleza. La norma básica de la evolución es que,
cuando los seres vivos trabajan para su propio bien también lo hacen para el
planeta, generando relaciones virtuosas, perdurables y mutuamente beneficiosas
para ellos y el Medio Ambiente. Asumamos con realismo que los seres humanos no
tenemos el poder ni la capacidad de salvar el planeta, premisa desproporcionada
y antropocéntrica, pero también que está en nuestras manos evitar destruirnos a
nosotros mismos.
Con los abusos de la tecnología, el
crecimiento de la población y nuestros hábitos de vida y consumo, provocamos
degradación de suelos, agotamiento de recursos naturales, acumulación de
desechos, polución, destrucción de la biodiversidad, y en consecuencia el
cambio climático, que en suma constituyen una amenaza para los humanos. La
forma más segura de mantener y desarrollar nuestras civilizaciones y culturas,
expresadas sobre todo en las concentraciones urbanas, es preservar y restaurar
el Medio Ambiente.
Las ciudades son entidades asociativas
naturales y sociales muy complejas, donde se dan consorcios, asociaciones,
sociedades, simbiosis y competiciones, en interacciones donde participan
activamente el Yo y el Nosotros. Ellas ya concentran más de dos tercios de la
población mundial y en pocos años Latinoamérica será la región más urbana del
planeta. En las regiones metropolitanas de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba,
actualmente vive prácticamente la mitad de población boliviana.
Pese a que las ciudades ocupan una pequeña
porción de territorio en el planeta, continentes y países, por la cantidad y
densidad de población que albergan, actúan como catalizadores que tienen la
capacidad de transformar masas y transferir impulsos y energía al conjunto,
acelerando los procesos de degradación ambiental desde lo local hacia lo
regional y lo global. Lo que sucede en un lugar, afecta a otro sitio.
En las ciudades se realizan actividades y
producen cosas que alteran las propiedades mecánicas de su ambiente inmediato,
modificando la química y las cargas eléctricas del entorno, produciendo gases
que afectan la reflectividad solar, la emisión infrarroja, y varias propiedades
de transferencia y radiactividad del entorno urbano y su microclima. Incidimos
y regulamos nuestro entorno natural, hemos transformado, y lo hacemos cada día,
el ambiente geofísico y biológico. En la conurbación metropolitana de La Paz,
bajamos cerros, cambiamos el curso de ríos, desplazamos seres vivos de su hábitat,
importamos voluntaria e involuntariamente otras especies.
La intensa interconexión entre los
ecosistemas metropolitanos, alteran su equilibrio interno amenazando su
homeostasis natural e impactando en una región más amplia. Bastan los ejemplos
de la contaminación de aguas del Río La Paz producida por la ciudad de La Paz,
o del lago Titicaca producida por la ciudad de El Alto, para no extendernos en
temas como la basura o el aire.
Uno de los resultados de estas alteraciones
es el impacto en la modulación del microclima metropolitano, que antes de
expandirse a escala global, tiene impacto directo en la misma ciudad. Los
ejemplos mundiales son muchos, mientras que, en La Paz, reporta la Secretaría
de Medio Ambiente del Municipio, la temperatura promedio aumentó en 0,5 grados
centígrados en los últimos años.
Comprender los problemas ambientales a
escala metropolitana, nuestro entorno y responsabilidad cercana, llegar a las
conclusiones correctas y plantearnos quehacer al respecto, nos permitirá ver
nuestra metrópoli semejante a sistemas vivos, y nos puede ayudar a encontrar
miradas renovadas al cómo se organizan y controlan a sí mismos sus subsistemas,
tanto los biológicos y geofísicos, como los sociales, económicos, culturales y
políticos.
Ya no hay excusas para jugar de
espectadores críticos y sin responsabilidad alguna, esperando que las
sociedades más ricas, las culpables de la crisis ambiental, las con más
población, resuelvan el problema. El Medio Ambiente de nuestras ciudades es
sensible al cuidado que le brindan los ciudadanos, respondiendo generosamente a
quienes la tratan bien, o con penurias ante los indolentes.
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